El Internet es un poco como los sueños, ya que aquí se refleja el subconsciente de cada uno de nosotros, por ejemplo, yo no soy la clase de persona que va discriminando a cada ser diferente con los que estoy obligado a coexistir, pero si me daría muchísima risa si un gordo se pone a bailar en la banqueta, o no puedo contener la sonrisa cuando alguna señora se tropieza en la calle por querer correr para alcanzar un pesero. Y si, la mayoría de la gente se ofende cuando después de que le cayó en la cabeza, algo así como un tabique; yo me cago de risa en su cara. Pienso que ésta parte está dentro de cada uno de ustedes pero suele reprimirse constantemente para poder llevarse bien con “los demás”. A que viene todo esto, no crean que es una justificación, simplemente es para dar pie al efecto de la paridolia, ¿qué es esto?, cada que vemos algo nuestro cerebro lo relaciona y clasifica en una serie de categorías que fueron creadas en nuestra infancia. Cuando vemos, por ejemplo, una silla, sabemos al instante que un objeto que vemos por primera vez es una silla porque nuestro cerebro lo compara con unos patrones creados con anterioridad y constata una total coincidencia, pero cuando observamos una estructura o forma irreconocible nuestro cerebro intenta darle sentido comparándola con el resto de cosas conocidas con anterioridad. El hecho de percibir como algo reconocible una forma inicialmente sin ningún tipo de patrón es el fenómeno psicológico al que llamamos paridolia. Algo similar sucede cuando imaginamos un personaje de un libro por ejemplo, lo creamos a partir de ciertos patrones que establecimos a lo largo de nuestra vida. En cambio lo que el cine nos puede decir con imágenes nunca tiene la misma riqueza de significados que la narrativa literaria, el autor de ficción puede incluso describirme al personaje, pero aún así es mío, yo lo veo como mi imaginación lo desea; y, cuando habla, el personaje lo hace exclusivamente para mi, con una representación dinámica que yo mismo construyo. En un escenario las imágenes que recibo como espectador son impuestas por la sólida evidencia física de la presencia de los actores, y condicionan mi discernimiento; sin embargo, las que genero como lector son creadas por mi y poseen más significados, por eso el problema con el teatro y el cine resulta de esta limitación estética de la respuesta, de esta reducción del espectador al papel de consumidor, ya que el lector también es productor. Entonces, cuando leemos un blog, interiormente creamos una imagen de su creador, una imagen que en el caso de éste blog sólo superable por la realidad. Al relacionarse con lo que el creador escribe, hace que ésta parte (en el caso de esté blog) de snatcher que llevan dentro (no esa parte, atascados) resalte en ustedes. Así que déjenla libre, ya hoy día en vez de recordar a Jackson Pollock los invito a conmemorar el día en que dejan salir ese snatcher que llevan dentro. Mucha suerte.